Trabajar y masticar chicle…

unamamápuede

 

Lunes. Reunión de trabajo, vía Skype. Una de las mujeres en línea, se disculpa: «perdón, es que tengo a los niños en casa, de vacaciones». Seguimos adelante.

Viernes. Reunión de trabajo, vía Skype. Misma situación. Algunas de las otras personas reunidas, no dicen nada al respecto. Otras, dan recomendaciones: «llévalos al parque». Seguimos adelante.

Sábado. Reunión de trabajo, vía Skype. «Dame un minuto. Tengo que poner otro video de Peppa Pig». Seguimos adelante.

Las mamás que trabajamos hacemos esto. Una y otra y otra vez. Las mamás que trabajamos desde casa, en remoto, atendiendo a veces a varios clientes, sabemos perfectamente cómo se hace. Eso es lo que una mamá hace: trabajar y masticar chicle.

No voy a decir que al final del día uno no está agotado, que a veces cuando la nena sale con su papá al parque y yo me quedo sola en casa no sé si hacer lo que tengo que hacer o echarme en la cama a ver una película o leer ese artículo en la revista que acumula polvo encima, o simplemente cerrar los ojos. No voy a decir que si los niños se enferman, no vamos a dejarlo todo en pausa porque lo más importante para nosotras son ellos. No. Pero creo que ya se habla suficientemente de eso. Creo que todo el mundo puede leer o escuchar sobre lo difícil que es ser mamá y hacer todo lo demás. No es de eso de lo que quiero hablar sino de lo otro. De lo que, en efecto, sí se hace.

El debate sobre si las madres somos capaces de criar niños y trabajar está llegando en algunos lugares del mundo a situaciones realmente preocupantes. Leo con frecuencia artículos y posts de blogs en los que se reclama más espacio para que las madres puedan trabajar, mientras se denuncian casos de discriminación que son cada vez más recurrentes y menos «disimulados». El otro día leía en el muro de Facebook de una amiga cómo la rechazaron claramente para un puesto (para el que estaba perfectamente calificada) porque ella dijo que tenía un bebé. En la entrevista le dijeron: «los niños suelen ser un problema». What?! ¿De verdad? Yo creía que el problema era que las tazas de reproducción en algunos países del mundo estaban bajando alarmantemente…

Me parece una barbaridad cómo hoy en día estamos viviendo esta anulación profesional de la mujer que ha decidido ser madre. Me parece una aberración. Y no porque crea, como ya he dicho muchísimas veces, que todas las mujeres deban ser madres porque eso es lo que nos hace mujeres, sino precisamente porque creo que debemos poder elegir. Y si yo elijo tener niños, eso no debería ser impedimento para que siga siendo mujer.

Primero, porque es contradictorillo (como diría Ned Flanders), ¿no?

Ser mujer no es tener niños o no tener niños. Ser mujer es, ante todo, ser gente. Y ser gente, al menos en esta parte del mundo y en esta época, implica también tener un oficio, una profesión, una carrera, algo que te guste hacer y por lo que te puedes ganar una plata que necesitas. Es tener unas expectativas, unas aspiraciones, unas opiniones. Una vida, pues. Y sí, a esa vida le puedes agregar un marido, unos niños, un perro, un gato, una tortuga y una casa con piscina, si eso es lo que quieres. Pero uno es mujer ante todo y no tiene por qué dejar de serlo porque haya añadido o quitado nada de eso. Uno puede, como dicen en mi tierra, caminar y masticar chicle al mismo tiempo.

Que te obliguen a renunciar a lo que haces porque has decidido ser madre, o porque planeas serlo pronto, es en mi opinión no sólo una bajeza, sino un mal cálculo. Pero digamos que la gente que se encarga de contratar a otra gente no está pensando en la humanidad a largo plazo, sino en la rentabilidad del siguiente trimestre. Y asumen que las que somos mamás no vamos a rendir el siguiente trimestre, porque nos vamos a parar corriendo del escritorio cuando nos llamen de la guardería porque nuestro hijo tiene dolor de barriga.

Y entonces tampoco vamos a «rendir»  el que trimestre que sigue, ni ningún otro en el futuro, porque vamos a estar demasiado ocupadas pensando en el precio de los pañales, recogiendo (otra vez) cubos de Lego del piso del salón y viendo vídeos de Elmo ad nauseam. Porque nadie puede hacer todo eso y encima rendir en el trabajo, ¿verdad? Nadie puede gestar, parir, amamantar, dejar de dormir, tener paciencia, cuidar, estar pendiente de la rutina, cambiar y limpiar desastres, dar de comer, cepillar dientecitos, arrullar, levantarse en la madrugada, recoger otra vez el Lego, ver otra vez el video de Elmo y después regresar y concentrarse en el trabajo, ¿verdad?

Pues no. No es verdad. Una mamá puede. Podemos hacer mil cosas, estamos diseñadas para eso. No somos superhéroes, eso sí. Es la sociedad la se ha encargado de ponernos ese disfraz que aparentemente viene con el paquete. O eres «perfecta» o no eres buena. No valen los puntos medios. O estás en la reunión con todo y los hijos no existen de 8 a 5, o no eres una buena profesional. Y dime, ¿a quién se le ocurre tener niños corriendo por ahí cuando habla con un cliente? Solo a una irresponsable que, seguramente, no está prestando atención a lo que dice el cliente.

Pues yo te voy a contar algo: se nos ocurrió a estas tres mamás en una misma semana. Y no pasó nada. Las tres hicimos lo que teníamos que hacer. La cuenta sigue andando, las tareas se están haciendo, los emails van y vienen. Y los niños están todos bien, gracias por preguntar.

Una mamá puede. Claro que puede. Y está más que demostrado. Tu mamá, sí, la tuya, ejecutivo de esa empresa que no quiere contratar mamás porque «los niños suelen ser un problema», pudo contigo y con unas cuantas cosas más. Yo no sé si ella tenía un trabajo, pero seguramente habría podido aun teniéndolo. Y seguramente hubiera puesto todo en pausa para cuidar de ti si te enfermabas y luego hubiera seguido trabajando como si nada después. Y se hubiera atrasado ese trimestre, pero el siguiente se recuperaba. Y ahí estás tú…

Y ojo, que ese ejecutivo a veces es un hombre, pero otras, muchas, es una mujer. Una mujer que se ve «obligada» por las circunstancias de su vida laboral a plegarse a la política de no contratar mamás, porque las mamás no rinden igual que las que no lo son. Aunque ella misma sea mamá. Porque así estamos…

Una mamá puede. Podemos ser y hacer lo que nos dé la gana. Cómo decidimos hacerlo, qué posibilidades de una u otra cosa tenemos a mano, varía, claro que sí. Pero si una mamá te dice que puede, si su currículo dice que ella puede, es que puede, créeme. Lo que nos vendría muy bien a todos es enterarnos de una vez de que las mamás tenemos nuestro ritmo y que lo mejor sería si el mundo lo aceptara y lo incorporara de una vez, en lugar de estar negándolo. Porque te digo algo: las mamás vamos a seguir estando aquí mientras el mundo exista. Y no puedes botarnos a todas de los empleos, porque te vas a quedar sin personal.

Hay casos (todavía aislados, para mi gusto) de gente que cree en esto. Sociedades que han decidido poner a sus madres en un buen lugar, creando las mejores condiciones para que ellas trabajen y puedan cuidar de sus hijos, empresas basadas en las madres como fuerza laboral y hasta inversionistas «ángel» que sólo apoyan emprendimientos de mamás. Hay países y empresas que hasta contemplan un tiempo para que los hombres, los papás, se tomen un reposo y ayuden a las mamás. (No faltará quien grite «¡fin de mundo!»).

La bloguera española Laura Baena, fundadora del Club de Malas Madres, ha estado trabajando duramente sobre este tema. Con su campaña en Twitter #Concilia13F ha ganado buena cobertura y bastante atención en medios y redes sociales sobre el tema de la famosa «conciliación» entre la vida laboral y la maternidad. Afirma que ese verbo sólo existe en el diccionario y yo no puedo sino estar de acuerdo con ella. Creo que acciones como las que ella está emprendiendo son las que debemos apoyar desde todos lados.

Es irreal pensar que las madres vamos a dejarnos la vida en la oficina y a poner a nuestros niños en segundo plano. Eso no existe, es imposible. Pero las madres podemos hacer muchas cosas y también cuidar a nuestros hijos. Sin ser perfectas, podemos hacerlo. Sin ser superhéroes podemos atender varios frentes y nuestras capacidades intelectuales, nuestros talentos, nuestras habilidades, no se ven mermadas cuando parimos. Lo único que pasa es que ahora adquirimos otras.

Una mamá puede. Y lo mejor que puede la sociedad en pleno es entenderlo y aprender a funcionar con ello. Si más clientes aprenden a trabajar en una reunión de Skype en la que se oyen niños corriendo, o se pide un minuto para poner otro video de Peppa Pig, sin que eso sea un problema, muchas cosas pueden cambiar. No creo que lo que estoy diciendo sea irracional. Solo te invito a pensar. Pensemos en ello.

 

Y hablémoslo.

***

Post-data informativa:

En Canadá las condiciones varían según cada provincia, pero en líneas generales (y sobre todo cuando las comparas con otros países) son bastante positivas (aquí tienes una extensa nota sobre el tema en inglés). Si quieres conocer los detalles del régimen de atención para los padres en Québec, consulta este enlace (en francés). Y si quieres comparar con la realidad de otros países, chequea este artículo (en inglés).

 


4 respuestas a “Trabajar y masticar chicle…

  1. Divino!!!! Lo amé!!!! Me encantó tu post, y es que actualmente en Venezuela se está gestando un cambio, un cambio que viene de una lucha que acaba de comenzar. Madres y trabajadoras nos estamos uniendo, empoderándonos de las leyes que nos amparan y que son irrespetadas por los patronos. Ésta vez respecto a la lactancia materna… Sabías que el permiso para amamantar es de dos años y los patronos no lo reconocen???? Necesitamos apoyo, bulla, llegar a cada rincón. Este próximo jueves 6 de agosto, estaremos concentradas en Plaza Caracas, y queremos hacernos escuchar. Esto es el comienzo de un a conciliación laboral y familiar, porque como bien lo dices, no sólo somos capaces de trabajar, gestar, criar… También podemos AMAMANTAR!! Y debemos conciliar esas tres palabras TRABAJAR, CRIAR Y AMAMANTAR!!!! Ya comenzó la Semana Mundial de la Lactancia Materna, cómo se celebra por allá???

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  2. Sin duda la lucha por la tolerancia hacia quienes tienen un método distinto al habitual debe respetarse. Sin duda como mama confirmó que hay capacidades que se aumentan al volverte madre y que un arreglo para desarrollar nuestros talentos y pasiones en combinación con la maternidad es una necesidad deseable. Pero me inquieta bastante que a medida de que las madres han visto la maternidad y el matrimonio como complemento de su vida profesional y no al revés, la sociedad occidental ha visiblemente sufrido una creciente y cada vez más acelerada perdida de valores morales, ética y civilidad. La factura que la sociedad está pagando es bastante alta. Como maestra por varios años claramente note el fenomeno directamente proporcional de poco «tiempo de calidad» a los hijos a bajos desempeños escolares , autoestima baja y problemas de conducta. No digo que fue 100% de los casos pero un promedio de 80% es bastante elevado. Por supuesto que los padres deben implicarse mas y trabajos a medio tiempo y flexibles ayudarían a nuestro equilibrio personal. Pero deberíamos exigir más a los padres aplicarse con el sustento y no caer como familia en consumismo. Hay cosas que son mas naturales para las madres, y así como madre tu oído se agudizó y te despiertas al primer llanto, mientras tu marido parece inmune hasta después de 5 minutos o mas, no es negligencia!! Es naturaleza!! El que los niños pasen 10 horas en guardería o mas casi desde que nacen y que a pesar de sus ruegos mas vehementes la madre salga y parta genera mayor rebeldía por la falta de sentirse amado, el mensaje claro es mi trabajo es mas importante. Claro hay casos donde no es opcion, pero si se sienten que el mundo se ha convulcionado de manera radical mediten en su corazón que lo está causando y dentro de las causas incluye la rapacidad del sistema económico y un elemento esencial ha sido menospreciar el rol de la mujer en su hogar para meterla en el engranaje de la maquinaria laboral. Claro que somos buenas, responsables y capaces pero esas capacidades que se usaban para sostener a una comunidad han pasado a enriquecer las arcas de algunos en detrimento de la sociedad en su conjunto.

    1. Alenjandra, muy pertinente el punto. Yo también creo que ese balance del que hablas es indispensable. Creo que depende de las condiciones de cada madre, por supuesto, pero es importante hacerse la pregunta, cuando cabe, de quién se está beneficiando más en la ecuación y si las prioridades están fonde deben estar. Mil gracias por tu comentario. Saludos

  3. Te leo desde que descubrí un link en la pagina de erika de la vega, es la primera vez que comento y lo hago precisamente en esta publicación porque me sentí mas que identificada, hay muchas maneras de pensar que se deben cambiar a lo mejor yo no lo logre pero tengo 2 niñas y 24 años sufri de muchos malos tratos por ser madre adolescente y en este momento de mi vida donde ahora la que contrata el personal soy estoy en pro de dar las oportunidades que muchas veces me negaron

    Desde Maracaibo, Venezuela
    Muchos besos
    Nery, Valen y Chiqui

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